Según la Ley de Memoria Democrática, específicamente en su artículo 35, no es posible eludir las disposiciones que prohíben el uso de nombres asociados con el régimen franquista en edificios públicos. La ley establece expresamente la obligación de retirar símbolos, nombres y elementos que ensalcen la sublevación militar y la dictadura franquista de los espacios públicos, como es el estadio municipal de la ciudad de Cádiz.

Incluso si una marca comercial intenta utilizar su nombre para un edificio público, si dicho nombre está vinculado a figuras o eventos relacionados con el franquismo, la ley seguiría aplicándose. La normativa busca preservar la memoria de las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura, y evitar la exaltación de elementos contrarios a la memoria democrática

Dicen las voces que, por ignorancia o connivencia, quieren recuperar el apellido Carranza como marca “Estadio Carranza” que se puede porque así lo ha permitido el Registro de patentes y marcas y que si no fuera posible no se hubiese permitido. Argumento inválido a todas luces pues las dos leyes, la estatal y la autonómica, que buscan la reparación de la memoria democrática hacen referencia a edificios públicos, pero también a los edificios privados, pero con proyección a un espacio o uso público.

Saben las voces que utilizan tan peregrino argumento que existen marcas como Carranza SL, Alimentos Carranza, Funerarias Carranza, Carranza: todo para mascotas, o por ejemplo: Carranza Miel: Productor artesanos? ¿Saben que existen como registradas las marcas Conservas Sanjurjo o Abogados Sanjurjo? ¿O Recreativos Franco o Casa Franco?



De verdad, qué tendrá que ver que te acepten una marca que el registro no sabe para qué va a servir a que esta se use para denominar un edificio público. Lean, por favor, lean.

Por último, y para recordar, dos términos jurídicos que se usan casi siempre con mucha ligereza, si bien, aquí en esta ocurrencia de querer justificar la vuelta del apellido Carranza al Estadio de la ciudad de Cádiz con una marca.

Fraude de Ley

El fraude de ley ocurre cuando una persona utiliza una norma legal de manera aparentemente legítima para evitar la aplicación de otra norma que debería ser la aplicable. En otras palabras, es una maniobra para burlar el verdadero propósito de la ley, utilizando una ley de cobertura para disfrazar una conducta que, aunque no está prohibida explícitamente, va en contra de los principios y objetivos de la ley que se pretende eludir. Un ejemplo clásico es cuando se disfrazan donaciones como compraventas para evitar impuestos.

Prevaricación

La prevaricación es un delito que comete una autoridad, juez u otro funcionario público cuando dicta una resolución arbitraria en un asunto administrativo o judicial, a sabiendas de que es injusta. Es decir, se trata de una acción deliberada y consciente de actuar de manera contraria a la ley, aprovechando una posición de poder. Este delito busca proteger la integridad del sistema legal y la confianza pública en las instituciones, sancionando el abuso de autoridad y la corrupción.
O es ignorancia o es connivencia. Lean por lo menos.

Algunas cosas que son así porque siempre fueron así, deben cambiar para seguir progresando.

 

 

En respuesta a escrito publicado por IGNACIO MORENO BUSTAMANTE en LA VOZ DE CÁDIZ 04/08/2024 

Estimado Ignacio:

Permíteme que te tutee por dos razones: por edad y porque te conozco. Te escribo en relación con el escrito publicado en el rotativo que diriges y que titulas: “Buscarme en Carranza” y con entradilla: Devolverle al estadio su nombre, al menos parcialmente, es un acto de justicia hacia el club, hacia su historia y hacia el cadismo.

Permíteme que me dé por aludido cuando escribes que la oposición de los muchos cadistas que nos oponemos a que “Carranza” vuelva como nombre del estadio son “absurdeces políticas de por medio alentadas por gente que no quiere a su club sino simplemente dar lecciones de moralina, no es más que un acto de justicia”.

Soy miembro fundador de la plataforma Carranza Incumple y no voy a permitir que tú me des lecciones de amor al club. Te conocí en 2002 cuando tú eras redactor de deportes del Diario de Cádiz y yo había fundado en Jerez la Asociación Cadista “Cadistas Fin@s”. Fue en Motril, un viernes. Fíjate si tengo memoria. 0-2 ganamos: Abraham Paz y Palacios.

En “Carranza Incumple”, además, con nombres y apellidos, dando la cara, sin cuentas fakes de por medio seguro que conoces, tenemos tanto o más pedigrí cadista que el que más. Está Manolo Granado, ¿te suena? Está Washi Fernández, ¿te suena? O está Andrés Sainz, vicepresidente de la primera Federación de Peñas de nuestro club. ¿De verdad piensas que no queremos al club?

La única sinrazón, lo único fuera de ley, es pensar que en Cádiz “Carranza” es una marca. No, Ignacio, no. “Carranza” en Cádiz es el apellido del alcalde de la depuración en la ciudad y la provincia tras la guerra civil. Un apellido que, además, dos leyes, una andaluza y otra estatal, impiden que pueda dar nombre a un edificio público. Eso sí que es un acto de justicia hacia el club, su historia y hacia el cadismo. Respetar la ley y no engañar a la gente. A tu Don Ramón de Carranza, desde el nombre hasta el primer apellido, enterito, hay que borrarlo de nuestro estadio, para respetar a nuestros pasados. Y si no te gustan nuestras opiniones, al menos respétalas y no dudes de nuestro cadismo y de lo que nos importa el Cádiz CF.

Atentamente,

José María de la Hera M.